RSE: el reto de cambiar vidas y crear valor

RSE: el reto de cambiar vidas y crear valor

July 7, 2015
La Responsabilidad Social Empresarial habla del ejercicio estratégico y consciente de la Ciudadanía Corporativa ¿Cómo estratégico? ¿Cómo ciudadano?
 
Atrás quedó el tiempo de la filantropía y la caridad, en la que los ricos daban a los pobres, pensando en el buen corazón, pensando en “yo hago lo que puedo”. Las empresas están llamadas a jugar un importante papel en la reducción de la inequidad, especialmente en las economías de renta media, en las que el poder ciudadano es más potente. Hoy no se trata de bondad y generosidad, se trata de visión estratégica y co-responsabilidad: “yo hago lo que debo, pero también lo que me conviene”.
 
Cuando la economía crece, la población se educa y los consumidores cambian. Cada vez más pondremos atención a que lo que consumimos esté en línea con nuestros valores y con lo que queremos del futuro. Como hablábamos en un post anterior, a medida que tengo más opciones, tomo decisiones más informadas y eso significa que la vieja estrategia de los empresarios de yo hago dinero “explotando”, pero luego “redimo” mi actuar “haciendo caridad” dejará de ser viable.
 
Ser un ciudadano corporativo exige a las empresas aportar a la construcción de la democracia, asumir el deber de contribuir al desarrollo de la sociedad. Para eso, mi modelo de negocio debe ser ético, transparente, ambientalmente sostenible y socialmente responsable. Eso convierte a la RSE en un asunto estratégico, un asunto que parte desde el mismo corazón de mi negocio, desde cómo hago lo que hago. Un modelo donde yo gane, pero ganen todos.
 
Como empresario es difícil entender cómo el hacer inversión social y actuar como un ciudadano corporativo activo, ético y  responsable, genera un retorno para mi negocio. La tendencia a preocuparse por el impacto de la inversión social va ganando terreno en América Latina, pero aun es incipiente. Es posible medir el retorno de esta inversión en tres dimensiones: 1) Vía construcción de capital social en los distintos grupos beneficiarios, creando oportunidades para aquellos que no tenían ninguna y rompiendo el ciclo de la pobreza y la violencia (que afecta el clima de inversión) 2) Vía reputación, pues las marcas se revalorizan y se potencian gracias a que contribuyen al bienestar colectivo 3) Vía productividad, para los empleados es un orgullo y un ”pago intangible” hacer parte de un equipo que cambia vidas, empezando por las suyas.
 
En América Latina existe el mito de que la inversión social de RSE entrará a cubrir inversiones que solía hacer la Cooperación Internacional para el Desarrollo o incluso, la inversión pública. Es cierto que esto no sucederá, pues los empresarios también invierten de manera estratégica en lo relacionado con el núcleo de sus negocios. No obstante, hay mucho que hacer para profesionalizar la inversión social de las empresas, porque no es solo cuestión de dinero. La estrategia es crear valor. 

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